Pantomimas Sangrientas
Los antiguos juegos romanos (como ya comentaba en este artículo ) eran unos festejos que duraban días e incluso meses y lo conformaban varios espectáculos diferentes como podían ser las luchas de gladiadores, las naumaquias o las pantomimas.
Aunque para nosotros, la palabra pantomima, tiene casi siempre un sentido de diversión o comedia, en sus orígenes no siempre fue así. Los escritores de época imperial han conservado datos sobre estas pantomimas que a nosotros se nos antojan espeluznantes, pero que hacían las delicias de los espectadores de los circos.
Efectivamente celebraban algunas pantomimas "normales" que eran a modo de "revista de variedades" con actores, música y donde se realizaban funciones casi siempre con un sentido crítico, soez e irónico. Pero otras muchas eran otro tipo de espectáculos en donde los actores eran prisioneros condenados a muerte.
A estos prisioneros se les "entrenaba" para representar un papel donde siempre acababan mal. Por ejemplo, les gustaba mucho escenificar antiguos historias mitológicas como la de Orfeo (héroe mitológico que con su música amansaba a las fieras). Al reo se le disfraza del personaje y en un decorado de naturaleza, infestado de distintas fieras se le obliga a interpretar su papel. Naturalmente, aunque llevaba un instrumento, el pobre reo no amansó nada y acabó devorado por un oso.

En otro caso, un prisionero interpreta al héroe Hércules que acaba abrasado vivo o a Atis al que castran. Todo esto con gran despliegue de decorados y vestuarios. Otros eran más simples como ocurrió con los cristianos, a quienes Nerón en el año 64 echó la culpa del incendio de Roma, se les embadurnó de resina y de pez y ardiendo se convertieron en auténticas antorchas humanas, que iluminaban la noche; a otros condenados, vestidos con pieles, "simplemente" se les arrojaba a los perros para que los descuartizasen.
Pero de las pantomimas más populares era una en que los "actores" salían a la arena vestidos con túnicas bordadas en oro, con mantos de púrpura y tocados con coronas doradas. Sus túnicas estaban impregnadas de resina inflamable, en un momento dado las ropas se prendían y los delincuentes morían abrasados. A este peculiar entretenimiento lo denominaban la "Túnica molesta " (El nombrecito tiene su guasa... ¿no?)
5 comentarios
Iñaki -
Muchísimas gracias por los comentarios y por leerme.
Un saludo.
Hispa -
kissu -
Carlos -
Muy buen artículo, saludos.
JAAC -
Lo cierto es que con el paso del tiempo se ha "olvidado" parte de la brutalidad romana (se mantiene por los gladiadores que sí se recuerdan), mientras que la cultura y las obras públicas son cada vez más admiradas (como deben, puesto que eran magníficas).
Está bien que recordemos que no es oro todo lo que reluce.