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Historias con Historia

VIRIATO: El Caudillo Guerrillero.

VIRIATO: El Caudillo Guerrillero.

Dicen que la historia la escriben los vencedores. Seguramente, por esta razón, de la conquista de Hispania, pocos nombres de los vencidos han llegado hasta nuestros días. Pero entre esos pocos hay uno cuya figura no ha borrado el paso del tiempo. Se trata de Viriato, el caudillo Lusitano. Viriato nació como humilde pastor de la tribu de los Lusitanos, en algún lugar de la sierra de La Culebra , la cual se extiende entra Portugal y la provincia de Zamora . Cuando Viriato aún no era más que un adolescente, le tocó vivir un amargo episodio que con toda seguridad marcaría el resto de su vida. Ocurrió aproximadamente en el 151 a de C. cuando Galba, ambicioso general romano con fama cruel se hizo cargo de la Hispania Ulterior como pretor. Este general, después de sufrir numerosas pérdidas a manos de los Luistanos, acordó con ellos una tregua y tras hacerles una serie de falsas promesas consiguió convocar a más de 30.000 Lusitanos que acudieron desarmados al encuentro del Romano. Galba les tendió una trampa, aniquiló a 9.000 de ellos y a otros 20.000 los hizo prisioneros para luego venderlos como esclavos y llenar su bolsa personal. Viriato fue de los pocos que logró escapar de esta traición y desde aquel día, se convirtió en una pesadilla para los romanos.

Su gran carisma, inteligencia y diplomacia política consiguió lo que hasta entonces había sido imposible, unificar bajo un mando único a los distintos pueblos de Lusitania. Aunque logró reunir un ejercito bastante numeroso, Viriato sabía que contra una maquinaria de guerra como era la romana pocas posibilidades tendría en un enfrentamiento directo y en campo abierto. Así que "inventó" la guerra de guerrilas (al menos es la primera constancia que se tiene del uso de tales tácticas). Viriato hostigaba continuamente a los romanos con pequeños ataques a columnas en marcha y convoys de suminstro, aprovechando las ventajas que le daba el terreno y el conocimiento que tenía de este. Pero no se limitó a razzias aisladas. También se enfrentó y venció a grandes formaciones. Su táctica consistía en lanzar un ataque frontal contra las legiones. Este ataque no era más que una engañifa, a los pocos instantes de estar luchando, los Lusitanos incapaces de sujetar los muros de escudos romanos, empiezan a retroceder como si escaparan de una muerte segura. Los soldados romanos, piensan que los tienen a su merced, los comienzan a perseguir desorganizando sus líneas y adentrándose en terrenos poco propicios para ellos. Allí es donde Viriato, con el grueso de sus fuerzas, los están esperando para emboscarles y acabar con ellos. Esta simple táctica, que ahora puede parecernos de niños de colegio, sorprendió a las todopoderosas legiones hasta tal punto que fue capaz de vencer a los generales Vetilius Cayo Plancio, Unimanus, Cayo Nigido y Fabio Emiliano masacrando sus legiones.

Roma estaba desesperada y envió a su mejor general de entonces, Serviliano Cepión con un refuerzo de 15.000 hombres y 2.000 jinetes. De nada sirvió. Volvieron a caer una vez más en una encerrona , pero en esta ocasión, Viriato les perdonó la vida a todos(las legiones estaban bloqueadas y, literalmente, podría haberlos exterminado ) a cambió de la Pax Romana. Cepión, confuso, asombrado y admirado de su enemigo como estaba, no sólo le prometió la paz si no que además declaró a Viriato «amigo de Roma», reconociendo al cabecilla lusitano dirigente de todas las tierras bajo su mando.

Cuando semejante tratado llegó al senado Romano este fue rechazado de plano y decidieron actuar de otro modo. Sabiendo que la fuerza de la resistencia lusitana se debía en gran parte al liderazgo de Viriato, el senado sobornó a Áudax, Ditalco y Minurus, tres lusitanos enviados por Viriato como emisarios con el propósito de llegar a un acuerdo de paz. Cuando estos volvieron a Lusitania, consiguieron colarse en la tienda de Viriato y degollarlo mientras dormía.

Cuando los traidores regresaron al campamento romano reclamando la recompensa prometida, el cónsul Escipión ordenó que los ejecutaran, pronunciando entonces la conocida frase de «Roma no paga a los traidores».

Con la muerte de Viriato, muere también la resistencia Lusitana. La oposición de las tribus continuó un poco más de tiempo, pero al fin, roma pudo pacificar la Hispania Citerior y así poder dedicar todos sus esfuerzos a la Hispania Ulterior, donde había una ciudad llamada Numancia que llevaba cuatro años "dando guerra" a los romanos. Poco podían sospechar que aún les quedarían otros 20 años más, pero esa es otra historia.

1 comentario

carmela -

viriato es mi pasion